La no aceptación de nosotros, nuestra situación y nuestro entorno es una fuente de estrés. Practicar la aceptación nos coloca en una postura y mentalidad que nos permite estar más a gusto con nuestra vida y mejorar lo que queremos.
Veamos qué significa aceptación y que no. Hablaremos de cómo nos afecta una mentalidad de aceptación y de resistencia. Finalmente veremos cómo puedes entrenar la aceptación.
Qué significa aceptación
La palabra aceptación procede del latín acceptatio que significa acción y efecto de aprobar y recibir. Podemos pensar en la aceptación de una oferta de trabajo o de un presupuesto por ejemplo.
En psicología, sin embargo, la aceptación se refiere al hecho de validar cómo somos nosotros, son otros y ciertas situaciones sin tener que estar de acuerdo. Se refiere a la tolerancia de diferentes personas, comportamientos y experiencias desde una postura activa.
Qué no es la aceptación
Aceptación no quiere decir resignarse, instalándose en una postura victimista, de resistencia y conformidad. La resignación y resistencia son los causantes de estrés y frustración.
El psicólogo Albert Ellis dijo que cuando no nos aceptamos incondicionalmente surgen sentimientos de vergüenza, humillación, inadecuación. ansiedad, culpa, depresión, autocrítica, sobrecumplimiento así como falta de confianza y merecimiento.
Cuando nuestra aceptación es condicional, solo aceptamos cuando las cosas van bien o las hacemos bien. Necesitamos la aprobación de otros.
Aceptación no es conformidad
La conformidad significa resignarse con la situación, en una mentalidad de inacción, estancamiento y victimismo. Aunque tenga una vida que no le gusta, la persona se lamenta pero sin pasar a la acción.
Se delata con pensamientos de indefensión, de no ser suficiente o no ser capaz de cambiar la situación. Esta mentalidad causa cada vez más frustración. Aún así, la persona instalada en la conformidad se resigna y rinde ante emociones negativas, obstáculos y situaciones que no son de su agrado. Tiene miedo a enfrentarse a lo que le hace sentir vulnerable, le parece malo, doloroso o embarazoso.
Aceptación no significa estar a gusto o de acuerdo
Practicar la aceptación no quiere decir que algo te guste o que quieres que las cosas sean así. Tampoco significa que las apoyes o estés de acuerdo. Significa tomar consciencia de que la situación es de cierto modo y tomarlo de punto de partida. Porque resistirnos a aceptar que las cosas son como son en este momento solo nos causa un sufrimiento y estrés innecesario.
Aceptación no significa resignarse a que siempre será así
Aceptar una situación ahora no quiere decir conformarse con ella. No significa que no pueda cambiar para mejor en el futuro ni que no podamos hacer nada para mejorarla.
Que alguien se comporte de una forma que nos disgusta hoy no quiere decir que siempre lo hará ni lo convierte en mala persona. Que te sientas mal, triste o enfadado ahora no te define para siempre.
Aceptar que no tienes los conocimientos o recursos para enfrentarte a algún problema ahora no quiere decir que no los puedas adquirir. Incluso el hecho de que no te guste algo de tu cuerpo no quita que puedas aceptarlo y luego trabajar en mejorar esa parte. Y esto solo son unos pocos ejemplos.
Aceptación no significa no poder mejorar las cosas
Resignarse y conformarse de forma pasiva y apática o rendirse no son sinónimos de la aceptación. A veces puede parecer más fácil no enfrentarnos a nuestros problemas, preocupaciones o miedos. Pero solo crecerán con el tiempo. La vida evoluciona y nosotros también deberíamos hacerlo.
Cómo practicar la aceptación
Aceptación significa reconocer que la vida, lo que nos ocurre, cómo son y cómo se comportan otros puede no siempre gustarnos. Quiere decir aceptar que las cosas son así y aprender a convivir con ello. Pero significa hacerlo con resiliencia y orientado hacia la acción.
Date permiso y acepta cómo eres y te comportas, lo que sientes y lo que has vivido. Luego concédeles a los demás la misma oportunidad. Es decir, acepta cómo son, cómo se sienten y cómo se comportan debido a sus vivencias.
Aprende a diferenciar la aceptación de la conformidad
Recuerda que mencionamos que la conformidad es una actitud pasiva y victimista. Conformarnos es seguir resistiéndonos y encima dándonos por vencidos. Por tanto suele ir acompañado de sentimientos de frustración, fatiga, desesperanza o tristeza.
Al contrario, la aceptación crea una sensación de liberación, calma y paz. Notarás que tu cuerpo se relaja y tu respiración se calma. Tu mantra podría ser: ‘Es como es. Tal vez no me guste pero puedo aceptarlo.’
Acepta lo que no puedes cambiar
Primero requiere diferenciar entre lo que podemos cambiar y lo que no. Habrá cosas fuera de nuestro control. Por ejemplo, no podemos controlar cómo son otros o cómo se comportan. Pero sí podemos decidir cómo sentirnos al respecto. Nos podemos estresar y frustrar. O podemos aceptar que es así y aprender a convivir con ello.
Esta aceptación es clave para nuestro bienestar mental y emocional. Porque significa dejar de resistirnos y luchar contra lo que no tiene solución o no está bajo nuestro control.
Aceptación es buscar nuevos caminos
Una vez determinado y aceptado lo que no podemos cambiar, podemos poner las miras en otras oportunidades. Podemos buscar nuevos caminos para superar o rodear el obstáculo que no podemos remover. Como se suele decir, cuando se cierra una puerta, se abren otras.
Aceptar se debe practicar
La aceptación es un proceso activo y requiere cierto esfuerzo. Pero antes de correr hay que aprender a andar. Del mismo modo, la aceptación se puede entrenar. Mientras practicas, acepta que puedes recaer en la resistencia de vez en cuando. La curva de aprendizaje de cualquier nuevo conocimiento o habilidad no suele ser lineal sino logarítmica. Pero con el tiempo ganarás práctica y te resultará más fácil.
Prueba con diferentes cosas
Entrena tu capacidad de aceptación con diferentes cosas, emociones, ideas, personas y situaciones. Empieza por algo que te agrada. Explora la sensación de aceptarlo. Luego elige algo que ni te agrada ni te disgusta, es decir algo neutral. De nuevo sumérgete en la sensación de la aceptación.
Después elige algo que te resulte ligeramente desagradable; por ejemplo un olor, un ruido, la sensación de frío o de calor. Ahora practica la aceptación. Probablemente sientas cierta resistencia. Pero intenta superarla y aceptar lo desagradable.
Poco a poco puedes practicar con cosas que te molesten más. Así entrenarás tu músculo de aceptación y también de comprensión y compasión.
Practica contigo mismo
Poder aceptar a los demás requiere practicar a ser menos crítico, empezando por nosotros mismos. Si te conoces mejor a ti mismo y te aceptas incondicionalmente también te resultará más fácil aceptar a los demás con sus fortalezas y flaquezas.
Por eso sugiero que hagas el ejercicio anterior contigo mismo. Empieza por ejemplo con partes de tu cuerpo. Primero lo que te gusta de ti mismo, luego algo neutro y finalmente algo que no te gusta.
Después puedes hacer la misma práctica de aceptación para rasgos de tu personalidad, habilidades, emociones y experiencias. Empieza por todo lo que te encanta de ti mismo y te enorgullece. Luego atrévete a ahondar en arrepentimientos, vergüenzas y miedos. Empieza por algo pequeño. Poco a poco aprenderás a enfrentarte a preocupaciones mayores. Pero sobre todo recuerda ser compasivo contigo mismo.
La importancia de la mentalidad
Por último un apunte sobre la mentalidad que te ayudará en tu viaje hacia la aceptación. Como explica Carol S. Dweck en su libro ‘Mindset‘ podemos diferenciar entre una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento. La primera se caracteriza por pensar que las cosas son como son y no podemos cambiarlas. Nuestra inteligencia y nuestro carácter por ejemplo están definidos. Esta mentalidad lleva a una necesidad de demostrar constantemente la propia valía y huir de lo que podría desafiarla.
Por otro lado, la mentalidad de crecimiento significa creer que podemos desarrollar nuestra personalidad, inteligencia y habilidades. Personas con esta mentalidad disfrutan con los retos y el aprendizaje.
Si quieres entrenar tu capacidad de aceptación te sugiero que te instales en una mentalidad de crecimiento. Disfruta experimentando, explorando y aprendiendo. No te dejes intimidar por los retos. Y sobre todo cree en tu capacidad de desarrollarte y crecer.
¿Practicas la aceptación?
¿Qué te resulta más fácil aceptar? ¿Te puede servir de punto de partida para practicar a aceptar otras cosas a las que te resistes? ¿Qué te saca de quicio y te cuesta aceptar?
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Un comentario
Me ha encantado, es la lucha continua que yo tengo con la sociedad que tenemos ahora mismo.
Gracias y un abrazo.