En este post trataremos el estrés por sensación de impotencia, uno de los tipos habituales de estrés laboral. Como las personas nos enfrentamos de distinto modo a las situaciones y a las personas, en función de nuestro carácter, educación y nuestras experiencias, nos podemos llegar a estresar por razones distintas.
Somos más propensos a sufrir de estrés por impotencia las personas con tendencia al perfeccionismo y a querer tener las cosas bajo control.
Para saber más sobre el estrés, los diferentes tipos y como combatirlo, consulta el post Qué es el estrés y cómo gestionarlo. Ahora veamos qué es el estrés por impotencia, que debo admitir que yo misma tengo más tendencia a sufrir, y cómo lidiar con él.
Qué es el estrés por sensación de impotencia
Es el estrés causado por temas y situaciones sobre las que uno tiene la sensación de no tener poder o control o no poder influir. Puede tratarse del trabajo cuya compleción depende de otra persona. O que un compañero que llega tarde a una reunión. También pueden ser reuniones que empiezan o terminan tarde.
Si te gusta el trabajo bien hecho, incluso tienes tendencia al perfeccionismo o no confías en las capacidades de otros, también puedes ser propenso a padecer de este tipo de estrés. Por ejemplo si te entregan un trabajo que según tu parecer no está bien realizado. O si trabajan según un plazo que te parece muy apurado. También puede ser el hecho de que harías una tarea diferente o te organizarías de otro modo. Puede que te pasen por la cabeza pensamientos cómo “El evento es dentro de tres días. A este paso nos vamos a quedar sin catering/proyección/ponente…”. “¿Por qué tarda tanto? Si esto lo hubiera hecho en un plis-plas”; “Verás como me lo entrega tarde y encima tendré que corregirlo” y un largo etcétera.
Síntomas del estrés por impotencia
Lo habitual es ponerte nervioso e impaciente. Cuando estamos a la espera de que otro realice un trabajo podemos incluso sufrir un bloqueo mental que nos impide avanzar con otros temas mientras tanto. Igual que con otros tipos de estrés, si se agravan los síntomas podemos llegar a sufrir palpitaciones, ataques de ansiedad o pánico.
Cómo combatir el estrés por impotencia
Lidiar con este tipo de estrés pasa por un cambio de actitud. Es necesario aceptar lo que no puedes cambiar e influir sobre lo que sí puedes mejorar.
El mundo no siempre es como nos gustaría
Para aceptar lo que no puedes cambiar, recomiendo que recuerdes a menudo que el mundo, las cosas y las personas no siempre son como nos gustaría. Por tanto, el primer paso es aceptar las personas y las cosas como son; y aprender a tomarte mejor lo que no te gusta o con lo que no estás de acuerdo. Sé que cuesta porque también me resulta difícil a veces. Pero intento recordarlo y practicar cada día porque ya se sabe que la práctica hace al maestro.
Evalúa tu nivel de exigencia
Exigirse a uno mismo está bien, mientras no se convierta en una obsesión por la perfección y te cause estrés y ansiedad. Recuerda que el perfeccionismo no es eficiente. También ten en cuenta que todos tenemos diferentes habilidades, conocimientos y formas de trabajar. Por tanto, no podemos exigir a todo el mundo lo que nos exigimos a nosotros mismos.
Entrena la paciencia y aceptación
Sugiero que aprendas a ser más paciente y a aceptar que sólo porque alguien haga las cosas diferentes a cómo lo harías tú, no tiene por qué estar mal hecho. De este modo ciertas cosas o comportamientos te sacarán menos de quicio y te estresarán menos.
Personalmente me ha ayudado mucho la Atención Plena y la meditación a ser más paciente y a aceptar las cosas. No quiere decir que me he convertido en maestro zen pero noto los beneficios y sigo aprendiendo y mejorando.
Influye en lo que puedas
Practicar la paciencia y aceptación, no quita para que influyas y mejores lo que puedas a fin de que se haga mejor un trabajo o se cumplan mejor los plazos.
Deja claro el objetivo y el plazo
Las tareas asignadas a otras personas deben tener un claro objetivo y plazo. No es justo que le pidas alguna cosa a alguien y al día siguiente le estés llamando nervioso preguntando cuándo lo tendrá, cuándo no le has dejado claro la urgencia o importancia. Así que asegúrate de que esa persona tenga clara la prioridad de la tarea en relación con los demás asuntos en su tejado. Si eres el superior directo puedes ayudarle a establecer sus prioridades. Si no eres el jefe, puedes explicar para qué lo necesitas y el por qué del plazo para que pueda organizarse en relación a sus demás responsabilidades.
Haz seguimiento
En el post sobre estrés por sobrecarga, recomiendo crear una lista de cosas a la espera de alguien. Te permitirá conservar un control de información que esperas de otras personas y cuándo deben entregarlas. No obligando tu mente a recordarlo, la despejarás y reducirás la posible ansiedad.
Además de llevar un control, puedes hacer seguimiento de los asuntos que estás esperando de otras personas, bien enviando un recordatorio, bien preguntando en persona por el estado de la tarea. Si lo ves oportuno, incluso puedes ofrecer ayuda con la tarea.
Organiza reuniones más efectivas
Si está en tu poder, trabaja en que las reuniones sean más efectivas. ¿Hay una agenda y objetivos claros? ¿Los asistentes saben qué deben preparar para que la reunión sea efectiva?
¿Puede ser factible empezar la reunión aunque no hayan llegado todos? Así los que siempre llegan tarde tal vez aprendan a llegar a tiempo para no perderse algún tema importante.
¿Se puede acabar la reunión a la hora establecida aunque no se hayan tratado todos los temas? Así la próxima vez es posible que la gente se esfuerce por cumplir con el tiempo asignado y no dispersarse en otros asuntos no recogidos en la agenda.
El transcurso productivo de una reunión también se garantiza más fácilmente si se le asigna a una persona el papel de moderador. El moderador se encarga de mantener el rumbo de la reunión, cortar las interrupciones inoportunas y reconducir la reunión al asunto a tratar.
¿Sufres alguna vez de estrés por sensación de impotencia?
Estas recomendaciones están muy enfocadas al estrés por impotencia. Pero te sugiero que las combines con otras técnicas generales para aliviar el estrés.
Te invito a poner los trucos en práctica y contarme cómo te va.
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