Hay muchos factores que influyen sobre nuestro bienestar. Están los que podemos llamar factores objetivos. Pero también está el bienestar subjetivo. Es decir lo que percibes y sientes sobre cómo estás. Veamos cuáles son los factores que afectan a tu bienestar subjetivo.
Factores para el bienestar objetivo
Con factores objetivos me refiero a hábitos saludables que nos hacen bien a todos. Son pautas generales para cuidar tu salud y bienestar. Podemos decir que se trata de una receta universal.
Disfrutar de un sueño de calidad, alimentarte saludablemente, hacer ejercicio físico contribuyen a tu bienestar objetivo y tu salud.
Factores para tu bienestar subjetivo
Sin embargo, luego hay también factores que voy a llamar subjetivos. Son elementos que dependen de cómo eres. Si quieres cuidar tu bienestar de forma integral, conviene tener en cuenta tu personalidad y tu percepción del mundo. Porque lo que a uno le relaja a otro le puede estresar o aburrir.
Tu personalidad o patrón de comportamiento
Tal vez hayas oído hablar de la personalidad tipo A y B. Este concepto fue desarrollado por los cardiólogos estadounidenses Meyer Friedman y Raymond Rosenman para clasificar las respuestas al estrés.
Hoy en día se diferencian los tipos A, B, C y D así como subcategorías. Es decir que hay varios niveles en cada patrón de comportamiento. Además nuestro patrón puede variar según el tipo de situación. O sea que podemos ser del tipo A en el trabajo pero tipo B en nuestra vida personal por ejemplo. Pero en general nos puede dar una indicación sobre por qué nos estresamos más o menos.
Tipo A
Si perteneces más bien a la personalidad tipo A eres más competitivo, ambicioso, práctico, impaciente y agresivo. Siempre necesitas estar haciendo algo y te cuesta relajarte. Las personas del tipo A son más propensas a sufrir estrés, hipertensión, afecciones cardíacas y aislamiento social.
Tipo B
Las personas de personalidad tipo B son lo contrario al tipo A. Son personas relajadas, pacientes, despreocupadas y alegres. También son flexibles, se adaptan a las situaciones y aceptan las cosas como vienen. Se trata de personas poco competitivas a las que les gusta hacer las cosas con tranquilidad. Por todo ello, son menos propensos a sufrir estrés y dolencias resultantes.
Tipo C
En esta tercera categoría nos encontramos con personas prudentes, pensativas, sensibles, críticas, sistemáticas y reservadas. Analizan bien las situaciones para tomar decisiones fundamentadas. No suelen tomar riesgos hasta haber examinado todos los detalles. Al tener buen ojo para los detalles detectan cosas que otros pasan por alto. Estas personas se sienten a gusto en profesiones relacionadas con los números y la lógica. Sin embargo, tal vez precisamente por esta atención al detalle, tienden a ser muy críticos consigo mismos y los demás. También tienden a ser perfeccionistas. Según investigaciones, el tipo C parece más propenso a desarrollar cáncer.
Tipo D
Las personas del tipo D tienden a ser negativas, pesimistas, sentirse tristes o incluso deprimidos, irritables y socialmente inhibidas. Se preocupan demasiado y les falta autoconfianza. Evitan abrirse a los demás y compartir sus emociones negativas. Eso les causa bastante estrés. Junto con el tipo A, es el patrón de comportamiento más propenso a enfermedades cardíacas. Según estudios, si han sufrido un infarto incluso tienen más probabilidades de padecer un segundo episodio.
Extraversión vs. introversión
Entre los factores para el bienestar subjetivo, también conviene tener en cuenta esta característica. ¿Sabes si eres más bien extravertido o introvertido? Cada uno nos encontramos en algún punto entre los dos extremos. En función de ello, las interacciones sociales nos llenan más de energía o nos la restan.
Si eres más bien extravertido, te encantará rodearte de personas. Si te falta interacción social lo notarás en tu estado de ánimo. Los encuentros familiares, quedadas con amigos o eventos multitudinarios te llenan de energía y te ayudan a quitarte el estrés. Para cuidar tu bienestar, procura hacer planes con gente.
Si te encuentras más en el lado de la introversión te harán falta menos interacciones sociales. Para aliviar el estrés y recuperar la energía, te vienen mejor actividades a solas o en grupos pequeños. Si te dan a elegir entre un evento con mucha gente o un café con un amigo, preferirás lo segundo.
Satisfacción de vida
Otro factor importante para tu bienestar subjetivo es cómo de satisfecho te sientes con tu vida. ¿Te sientes contento con tu vida personal? ¿Qué opinas sobre tu trabajo? ¿Sientes que tienes un propósito y que tu vida tiene sentido? Todo esto influye en tu bienestar psicológico.
Conviene considerar cuáles son los diferentes aspectos importantes de tu vida. Luego evalúa cómo de satisfecho estás con cada uno, por ejemplo asignando una puntuación de 0 a 10, siendo 10 la máxima satisfacción. Estos aspectos podrían ser pareja, familia, amigos, salud, intereses/pasatiempos, trabajo, finanzas, desarrollo personal etc. Una vez hayas decidido los aspectos y los hayas puntuado ¿qué aspecto quieres mejorar? ¿Qué pasos puedes tomar para conseguirlo?
Tu percepción y tus expectativas
Cada uno percibimos el mundo de una forma. Nuestros sentidos, nuestras experiencias, cómo nos hablamos a nosotros mismos y hablamos a otros forman un mapa del mundo. A ello se suman las expectativas sobre cómo debería ser tu vida, deberías ser tú y deberían comportarse otros. ¿Qué referencias tomas para compararte a ti mismo y tu situación? ¿Cómo esperas que deberían ser las cosas? Todo ello influye sobre tu bienestar subjetivo.
Tu sistema sensorial
Nuestra percepción influye mucho en nuestro bienestar. Los estímulos que nos llegan del entorno pasan una serie de filtros: nuestra visión, audición, sentido del gusto y tacto, recuerdos, creencias, valores, actitud etc.
Por eso, cómo percibimos nuestro mundo y las situaciones nos afecta de manera distinta. Tal vez hayas oído hablar de los sistemas sensoriales. Cada uno tenemos una manera predominante de asimilar la información y los estímulos que nos llegan. Si te pregunto si eres más bien visual, auditivo, kinestésico o auditivo digital posiblemente sabrás a lo que me refiero.
Pues resulta que saber eso, te ayuda a entender por qué hay ciertas situaciones que te molestan más o menos que a otras personas. También, por qué ciertas formas de relajación te gustan más o menos.
Por ejemplo trabajar, mientras al lado están con una obra, puede sacar a una persona predominantemente auditiva o auditiva digital de sus casillas. Sin embargo a una persona más visual o kinestésica le preocupará menos.
Tener reuniones por videoconferencia cansa más a una persona kinestésica porque necesita el contacto personal. Trabajar en una oficina gris sin elementos decorativos afecta más al estado de ánimo de una persona visual.
Tus intereses
¿Cuáles son tus intereses? ¿Qué cosas se te dan bien? ¿Qué cosas te divierten? Cada uno tenemos nuestras fortalezas y nuestros intereses. La cuestión es si les dedicas tiempo. Tu bienestar subjetivo aumentará cuando te tomes tiempo para lo que te interesa y divierte; cuando realices actividades que potencien tus fortalezas.
Todo ello fomenta tu desarrollo personal además de sacarte de la rutina, aportándote diversión, experiencias y aprendizaje. Así que piensa en intereses y hobbies que hayas descuidado. ¿Cómo los puedes recuperar? ¿Cuándo te tomarás tiempo para ellos?
Apoyo y reconocimiento
Un último factor para tu bienestar subjetivo es cómo te sientes tratado por los demás. ¿Sientes que tienes una red de apoyo o que tienes que cargar solo con todo el peso? ¿Tienes la sensación de recibir reconocimiento por tu trabajo? La falta de apoyo y reconocimiento causan estrés por hacerte sentir solo, poco valorado y apreciado.
¿Cómo está tu bienestar subjetivo?
¿Conocías los factores que afectan a tu bienestar subjetivo? ¿Te ha sorprendido alguno? ¿A cuáles deberías prestar más atención?
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