[vc_row][vc_column][vc_column_text]
Todos esperamos las vacaciones con ilusión, unos días de descanso de la rutina del trabajo, unos días para desconectar y cargar las pilas. No importa si nos quedamos en casa y buscamos planes en nuestra ciudad o si viajamos a algún lado. Las vacaciones se han convertido en el paradigma del relax y del disfrute.
Pero las vacaciones también nos pueden llegar a poner a prueba. Sean en pareja, en familia o con amigos, vamos a pasar muchas horas con otras personas, queriendo disfrutar pero a la vez teniendo que respetar los deseos y apetencias de otros. Queramos o no, esto puede llevar a conflictos. Veamos las habilidades sociales que te ayudan a evitarlo.
Se rompen más parejas después de las vacaciones que en otras épocas del año
No hay datos estadísticos de rupturas de amistades postvacacionales pero sí de rupturas matrimoniales. ¿Sabías que en España y Alemania 1 de cada 3 divorcios se solicita después del verano? En Italia al parecer son incluso 1 de 2. También hay otra punta en enero, pasadas las festividades de Navidad, Año Nuevo y Reyes.
En Gran Bretaña se solicita el 42% de los divorcios después de las Navidades, convirtiéndose al parecer en resolución de Año Nuevo. Luego hay otro incremento en la solicitud de divorcios después de las vacaciones de verano. No he encontrado datos sobre EE.UU. pero los artículos hablan de un fenómeno parecido al de Gran Bretaña.
En el hemisferio sur debemos tener en cuenta que los meses de verano son enero y febrero. Por tanto las Navidades y Año Nuevo para muchos se juntan con las vacaciones de verano. Por poner un ejemplo, en Argentina se disparan los divorcios en marzo, al parecer desencadenados por las celebraciones navideñas y las resoluciones de Año Nuevo combinados con el síndrome postvacacional.
Está claro que la culpa no es de las fiestas y de las vacaciones. Los problemas y conflictos se vendrán arrastrando desde hace tiempo. Pero el pasar más horas juntos, el trajín de organizar las vacaciones, las festividades, comidas familiares etc. parecen colmar el vaso en algunas relaciones.
Pero ¿cómo podemos evitar que nos pase?
Practicando la inteligencia emocional y nuestras habilidades sociales. Los siguientes consejos no están pensandos para arreglar problemas matrimoniales más profundos sino para evitar que las vacaciones en familia o con amigos nos saquen de quicio. Que acabemos haciendo una montaña de un granito de arena, en vez de disfrutar y recargar las pilas.
Las habilidades sociales para evitar estrés innecesario
1. Comunicación
Es importante crear un entorno de escucha activa en el que compartamos mutuamente cuál es nuestra idea para unas vacaciones ideales y qué planes nos apetece hacer. Puede que pequemos de dar ciertas cosas por sentado. Tal vez no compartamos lo que nos apetece y lo que no nos apetece hacer en esas vacaciones. También puede que tengamos unas expectativas demasiado elevadas porque queramos recuperar el tiempo perdido y hacer todo aquello para lo que no tengamos tiempo en el día a día. Por eso, la comunicación es una de las habilidades sociales imprescindibles. Nos permite comparar expectativas, evitar malentendidos y llegar a un consenso.
2. Negociación
Debemos respetar las opiniones de los demás y llegar a acuerdos en los que ganen todas las partes. Por ejemplo, un día hacemos lo que le apetezca a uno y al siguiente lo que quiera hacer el otro. O a lo largo del día vamos haciendo diferentes actividades para que haya algo a gusto de cada uno. Para que esto funcione, todo el mundo debe compartir lo que le apetece hacer. Si tienes tendencia a decir que sí a todo, o que te da igual, o lo que quiera la mayoría, luego no te sientas molesto si no se hace nada que te guste.
3. Asertividad
Comunicad vuestros pensamientos y cómo os sentís. Si te apetece hacer algo o no te apetece nada, dilo de forma asertiva y clara. No intentes jugar a las adivinanzas pensando “es que debería saber lo que quiero”, “debería saber cómo me siento” para luego enfurruñarte. Ese comportamiento pasivo-agresivo no hará ningún bien a la relación ni a ti mismo. Así que no esperes que la otra persona saque la bola de cristal para adivinar lo que estás pensando o por qué estás molesto.
4. Empatía
La empatía consiste en comprender los sentimientos de los demás. Igual que quieres que respeten tus sentimientos y opiniones, recuerda hacer lo mismo con los demás. No te cabrees si al otro no le apetece hacer alguna cosa y buscad la manera de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos. Intentad entender los gustos del otro y buscad la forma de complaceros mutuamente.
5. Trabajo en equipo
Tanto en la preparación de las vacaciones como durante las mismas y después, repartid las tareas. Así evitáis que tú u otra persona sienta que lo está haciendo todo o sienta que, en vez de estar de vacaciones, está trabajando.
6. Resolución de conflictos
No dejes que los conflictos estropeen las vacaciones. Es normal que surjan diferencias de opiniones. Pero hay maneras y maneras de discutirlas. Así que evita llegar a discusiones a grito pelado.
O puede que te den pavor los enfrentamientos directos. Pero en este caso no caigas en la trampa de guardarte tu malestar dentro reaccionando como ya mencioné en el punto sobre la asertividad. Aunque os conozcáis desde hace muchos años, tu pareja, tu amigo o tu hijo no saben leerte la mente. Lo que sí notarán es tu malestar y se preguntarán qué te pasa.
Así que respira hondo y comenta de forma serena y asertiva qué es lo que sientes, pero sin echar la culpa al otro. Nada de “me saca de quicio cuando haces esto” porque recuerda que tú decides cómo eliges sentirte sobre algo o alguien. Evita también expresiones totalitarias como “no me ayudas nunca” o “siempre haces esto” ya que sólo conseguirás poner al otro a la defensiva. Mejor señala lo que te ha molestado basándote en hechos.
7. Amor propio
Cuando se va de viaje en familia o con amigos, a menudo parece instaurarse la sensación de que hay que hacer todo juntos las 24 horas. Sin embargo, en nuestro día a día entre trabajo, colegio, obligaciones familiares y domésticas no solemos pasar tantas horas juntos.
Así que por qué no tomarse un ratito al día para uno mismo. Coméntalo abiertamente con los demás y buscad momentos reservados para que cada uno los dedique a si mismo haciendo lo que le apetezca y guste: tomar el sol, leer un libro, darse un paseo, hacerse la manicura, jugar con el móvil, meditar, hacer yoga o lo que sea. Después de tomarse este tiempo para uno mismo, seguro que haréis las actividades en grupo con muchas más ganas.
Volviendo a la realidad
¡Cuántas veces habré escuchado la frase “habrá que volver a la realidad” cuando se terminan las vacaciones. Pero las vacaciones son una parte más de la realidad que vivimos. Por tanto, tampoco nos podemos dejar en casa las habilidades sociales, que necesitamos aplicar el resto del año, en la relación con las personas, sean nuestra familia, nuestros amigos, conocidos o desconocidos.
Para disfrutar de esta realidad al máximo y volver de las vacaciones descansado y relajado, utiliza tus habilidades sociales. Comunica y negocia de forma asertiva, resuelve los conflictos, trabaja en equipo y tómate tu tiempo para ti solo.
[vc_empty_space][/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Sharing is caring!