¿Crees que eres una persona disciplinada? ¿También tienes autodisciplina? Probablemente haya situaciones en las que te cueste menos ser (auto)disciplinado y otras en las que más. La buena noticia es que la autodisciplina se puede mejorar. Así que veamos la sútil pero importante diferencia entre disciplina y autodisciplina así como los beneficios de la última. Además veremos cómo puedes entrenarte para ser más (auto)disciplinado.
Qué es la disciplina
La palabra disciplina procede del latín ‘discipulus’, que significa ‘discípulo’ o ‘estudiante’. Por tanto, es algo que aprendemos y entrenamos. Significa tener un determinado código de conducta u orden. Desde niños aprendemos la disciplina a través de la enseñanza de autocontrol y de lo que es un comportamiento aceptable.
Ser disciplinado significa por ejemplo llegar puntual al trabajo, a reuniones y citas. Quiere decir cumplir con tu trabajo y tus compromisos con otras personas.
La diferencia entre disciplina y autodisciplina
Sin embargo, autodisciplina significa ir un paso más allá. Se trata de adquirir un compromiso contigo mismo y cumplirlo. Es hacer cosas que sabes que son buenas para ti a pesar de no tener que rendir cuentas a nadie. Así que autodisciplina significa automotivarte y perseverar haciendo cosas que te van a beneficiar (a largo plazo) aunque pueda ser duro, haber obstáculos o distracciones o no apetecerte. Requiere autoliderazgo y decidir qué es importante para ti y a qué dedicar tu tiempo. Nadie te va echar en cara si no haces algo; solo te tienes que rendir cuentas a ti mismo.
Por ejemplo, quedar con un amigo para salir a correr y hacerlo es disciplina. Pero quedar contigo mismo a correr y hacerlo es autodisciplina. Levantarte temprano todas las mañanas para meditar o hacer deporte es ser autodisciplinado. Tomarte tiempo para el desarrollo personal o profesional requiere autodisciplina. Ser productivo y proactivo teletrabajando, cuando nadie te vigila, también requiere de autodisciplina.
Emprender y trabajar por cuenta propia con éxito también requiere de mucha autodisciplina. Al menos al principio solo te tendrás que rendir cuentas a ti mismo si no haces todo lo que conlleva montar o llevar un negocio.
Comportamientos de autodisciplina
Conviene mencionar que hay dos comportamientos posibles cuando nos aplicamos autodisciplina.
Por un lado está el comportamiento virtuoso. Quiere decir que haces lo que sabes que es bueno para ti y además lo haces con gusto. Por tanto tus motivaciones están alineadas con tus objetivos.
Por otro lado tenemos el comportamiento contingente. En este caso haces lo que es mejor para ti pero te cuesta porque requiere superar tus motivaciones. Un ejemplo podría ser que empieces a hacer deporte de forma regular. Sabes que es bueno para ti pero te da pereza y no te apetece mucho al principio.
El truco está en pasar del comportamiento contingente al virtuoso. Pensando en implementar buenos hábitos, conviene que te preguntes por qué quieres crear ese hábito. ¿Cuál es tu buena razón? Si encuentras una buena razón que sea convincente para ti mismo, no te parecerá una obligación.
Qué necesitas para tener autodisciplina
A fin de ser más autodisciplinado hay algunas actitudes y comportamientos que te ayudarán.
1. Confía en ti
En primer lugar confía en tu capacidad para aprender, mejorar y dar lo mejor de ti. Elimina el pensamiento de que no eres autodisciplinado. Es una habilidad que puedes adquirir y entrenar. Por tanto, confía en tu habilidad para aprender y crecer y enfócate en tus esfuerzos.
2. Conoce tus debilidades
A menudo intentamos fingir que no tenemos defectos y vulnerabilidades. Corremos un tupido velo sobre lo que no nos gusta de nosotros, nuestros malos hábitos y nuestras debilidades. Pero el primer paso para mejorar cualquier cosa siempre es tomar consciencia. Así que admite tus debilidades. Pregúntate cuáles podrían ser un escollo para ser más autodisciplinado y para alcanzar lo que quieres.
3. Conoce tus fortalezas
Igual que conocer tus debilidades, reconocer tus puntos fuertes es importante. ¿Qué fortalezas y habilidades te pueden ayudar a la hora de entrenar tu autodisciplina y alcanzar lo que quieres?
4. Sé realista
Asimismo sé realista en cuanto a tus expectativas contigo mismo. Sé consciente de lo que eres capaz de dar en cada momento. Así evitas caer en el desánimo y abandonar tu entrenamiento de la autodisciplina.
5. Ten una actitud positiva
Asimismo ten en cuenta que tendrás días mejores y peores. Pero si mantienes una actitud positiva, te resultará más fácil perseverar. Por tanto, concéntrate en los avances positivos que vas teniendo. Pasa por alto las dificultades y los posibles sacrificios. Aprende de tus avances y posibles errores para hacerlo cada vez mejor.
6. Causa-efecto y Kaizen
Todo trabajo tiene un resultado. Todo esfuerzo tiene una consecuencia. Por tanto, si todos los días trabajas en tu autodisciplina, irás mejorando. Si cada día das un paso hacia tu meta, irás viendo los resultados.
Sin embargo, a veces somos demasiado ambiciosos o impacientes. ¿Te suena el Kaizen? Es un método japonés de mejora continua. Trata de ser o de hacer las cosas cada día un 1% mejor. Al cabo de un año eso significa acumular una mejora de más del 30%. No está nada mal ¿verdad? Así que valora las pequeñas mejoras y ve paso a paso.
7. Aliméntate e hidrátate bien
Cuando tenemos hambre y sed nuestra capacidad de concentración y nuestra fuerza de voluntad se reducen. Ten en cuenta que nuestro cerebro es el órgano que más energía consume.
Por eso, alimentarte de forma saludable proveyendo a tu cuerpo de las vitaminas y los minerales necesarios es clave. De la misma manera lo es ingerir suficiente líquido en forma de agua, infusiones, fruta, sopas y caldos. Evita comidas procesadas y bebidas azucaradas.
8. Cambia tu creencia
Por último, pero tal vez más importante, quítate de la cabeza la creencia de que no tienes autodisciplina. Recuerda la frase de Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.”
Si crees que no tienes fuerza de voluntad, autocontrol y autodisciplina, no los tendrás. Nuestras creencias limitantes influyen muchísimo en lo que creemos que somos capaces de hacer (o no hacer). Tampoco es cuestión de que te digas enseguida “soy autodisciplinado” porque en el fondo tal vez no te lo creerás. Con decirte “puedo entrenar y mejorar mi autodisciplina” es suficiente al principio.
Cómo entrenar la autodisciplina
Una vez hemos sentado las bases de lo que te ayudará con la autodisciplina, veamos los pasos para entrenarla.
1. En qué quieres ser autodisciplinado
En primer lugar pregúntate en qué exactamente te gustaría mejorar tu autodisciplina. Tal vez te gustaría alimentarte mejor, hacer más deporte, tomarte más tiempo para el aprendizaje o para ejercicios de relajación, o perseverar en ciertos objetivos personales o profesionales.
Si se te ocurre más de una cosa, haz una lista.
2. Prioriza
Ahora reflexiona cuál de las cosas que has apuntado en la lista es la más importante para ti en este momento. Elige una actividad o hábito con el que empezar y, de paso, entrenar tu autodisciplina. Puede ser tanto una cosa nueva que empezar como un mal hábito que abandonar.
También reflexiona por qué es importante para ti. Recuerda que tener una buena razón te dará motivación para perseverar. De este modo reduces las posibilidades de la excusa de que no tienes tiempo.
Cuando lo hayas conseguido implementar, elige la siguiente cosa de tu lista. Verás que de este modo te resultará más sencillo.
3. Crea metas y un plan de acción
Una vez hayas elegido con qué quieres ser más autodisciplinado piensa qué quieres alcanzar y cuáles son los pasos a dar. Para que te resulte más fácil sugiero que utilices el método WOOP.
Consiste en visualizar primero tu deseo. En segundo lugar piensa cuál es el resultado que quieres conseguir. Después ten en cuenta posibles obstáculos que puedan surgir: falta de tiempo o ganas, tentaciones, distracciones etc.
Por último, establece un plan de los pasos a dar para conseguir tu deseo y cómo reaccionar cuando te topas con obstáculos. Lo importante del método WOOP es el hecho de tener en cuenta posibles obstáculos y estar preparado para enfrentarte a ellos.
4. Da pequeños pasos
Cuando se trata de implementar mejoras o nuevos hábitos a menudo nos complicamos las cosas. Aplicamos una mentalidad de ‘todo o nada’ y, por eso, nos parece difícil empezar o perseverar.
Para poder correr un maratón, primero habrá que aprender a correr bien y luego ir aumentando las distancias. Cuando aprendiste tu profesión, tampoco esperabas saberlo todo el primer día. Adquiriste conocimientos y habilidades poco a poco.
Pues aplica lo mismo al entrenamiento de la autodisciplina y a los nuevos hábitos. Empieza con pequeños pasos. Cuanto más difícil te parezca, más pequeños intenta que sean los pasos. ¿Quieres hacer más deporte? En vez de pretender empezar con una hora de ejercicio, comienza por ejemplo con 15 minutos.
5. Apóyate en los buenos hábitos
Cualquier cosa que convirtamos en un hábito nos requiere menos fuerza de voluntad. Por tanto los buenos hábitos te ayudan con la autodisciplina.
Para crear un nuevo hábito, hay varios trucos para ayudarte. Puedes preparar tu entorno para que te recuerde tu nuevo hábito. Puedes realizar el nuevo hábito justo antes o después de otra rutina bien establecida. Recompensarte o felicitarte cada vez que realices la nueva actividad es otro truco para mantener la motivación.
6. Elimina las tentaciones
¿Conoces el dicho ‘fuera de la vista, fuera de la mente’? Es uno de los mejores trucos para evitar tentaciones que te distraigan de tus buenas intenciones.
Si quieres ser más productivo, elimina posibles distracciones. Ejemplos pueden ser mantener tu escritorio ordenado o silenciar las notificaciones del móvil.
Si quieres mejorar tu alimentación, evita comprar dulces, picoteos poco saludables y comidas ultra procesadas. Si no lo tienes en casa, será difícil comerlo ¿verdad?
7. Olvídate de los resultados
Implementar nuevos hábitos también nos suele costar porque al principio no vemos (grandes) resultados. Pero eso no quiere decir que no estemos experimentando mejoras.
Por eso, olvídate durante al menos un mes de los resultados y beneficios que esperas obtener. En vez de ello, concéntrate solamente en tu compromiso, en ser disciplinado y perseverar.
8. Motívate
Mantener la motivación es clave para perseverar en el entrenamiento de tu autodisciplina.
Por eso felicítate por cada paso que avanzas. Date una palmadita en la espalda cada vez que realices el nuevo hábito.
Para ello, te puede ayudar el ejercicio de la gratitud. Al final del día haz un repaso mental o anota en tu diario al menos cinco cosas por las que estás agradecido.
También puedes pensar en recompensas que hacerte cuando vayas alcanzando ciertas metas. Prémiate con algo que te gusta y divierte. La anticipación de la recompensa también es motivadora.
Asimismo puedes rendir cuentas a una persona de confianza. Es decir, pedirle que te vaya preguntando cómo avanzas o pagarle una ‘multa’ por cada vez que falles. Podría ser, por ejemplo, invitarle a comer, cocinar para esa persona o pagarle dinero. Lo que tú consideres oportuno.
También puedes contar con la ayuda profesional de un coach o mentor para que te ayude con todos los pasos que hemos visto.
9. Sé autocompasivo
Incluso con las mejores intenciones y el mejor plan, las cosas no siempre saldrán como pretendías. Tendrás días mejores y peores. Flaquearás en tus propósitos. Fallarás un día con tu nuevo hábito.
Cuando llegue ese momento, no seas duro contigo mismo. No te dejes atrapar por el sentimiento de culpa, la frustración o el enfado. Muéstrate autocompasión y perdónate.
Pero luego sigue adelante. Reflexiona sobre qué ha salido mal o qué te ha hecho flaquear. ¿Cómo lo puedes evitar la próxima vez? La clave está en aprender de tus errores, para hacer las cosas cada vez mejor.
¿Cómo está tu autodisciplina?
¿Preparado para entrenar tu autodisciplina? ¿En qué te gustaría ser más autodisciplinado? ¿Por qué te ha resultado difícil hasta el momento? ¿Qué pasos vas a dar para entrenar tu autodisciplina?
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