Resiliencia es hacer limonada cuando la vida te da limones. Es pensar que cuando se cierra una puerta se abren otras. Que nunca es tarde para tomar el tren, ni tampoco para bajarse y elegir otro camino. Que vivir no es no pasar por malos momentos o experiencias, sino volver a levantarnos cuando nos hemos caído. Es pensar que la vida sigue y los reveses pueden ser oportunidades. Que las pérdidas forman parte del ciclo de la vida. Es pensar que al final de nuestra vida no nos solemos arrepentir tanto por lo que hemos hecho como por todo lo que no hemos hecho y vivido.
Resiliencia es no sucumbir al síndrome postvacacional pensando que qué remedio, si tengo que volver al trabajo más vale hacerlo con ganas. Es no estresarnos por cosas que no podemos cambiar sabiendo que no sirve de nada pero sí buscar soluciones a lo que podemos mejorar. Es elegir nuestras batallas y no malgastar energía en cabreos y discusiones fútiles.
Qué significa el término resiliencia
En la ecología, la física, la ingeniería y la tecnología se describe la resiliencia como la capacidad de un sistema u objeto de absorber perturbaciones o deformaciones, adaptarse y recuperarse.
En el campo de la psicología el término ha ido evolucionando. Hoy en día se habla de procesos resilientes en los que las personas se adaptan y sobreponen a situaciones adversas, traumáticas o estresantes. En estos procesos influyen multitud de factores como la propia persona, familia, amigos, entorno, educación, formación y situación económica.
La resiliencia no es un rasgo de carácter innato sino una serie de pensamientos, conductas y acciones que cualquiera puede aprender y desarrollar.
Los procesos resilientes son como navegar una barca
Imagínate que viajas en barca por un río. Te puedes encontrar con meandros, aguas lentas, aguas rápidas, zonas más o menos profundas. Habrá tramos en el camino que te resulten fáciles de superar y otros más complicados. Así que tendrás que emplear tu confianza, experiencia, conocimientos y perseverancia así como establecer una estrategia y un plan para sortear los obstáculos. Al enfrentarte por ejemplo a las corrientes y obstáculos con éxito ganarás confianza y coraje y adquirirás más experiencia. Las personas de confianza que te acompañan en tu viaje podrán ayudarte a superar las aguas embravecidas y los rápidos.
También puedes acercarte a la orilla a descansar pero, para terminar tu viaje, tendrás que seguir tu camino con la barca.
Cómo desarrollar la resiliencia
Considera las dificultades como oportunidades
La vida nos puede poner a prueba y no podemos evitar las crisis y situaciones malas, tristes o incluso traumáticas. Pero sí podemos elegir cómo enfrentarnos a ellas, no considerándolas obstáculos insalvables. Podemos pensar que no será para siempre y que nuestro futuro dependerá de cómo reaccionamos. Si buscamos la forma de superar los momentos malos aprenderemos de la experiencia y creceremos como personas.
Así que si te enfrentas a una situación difícil piensa en las estrategias que te ayudarán a sobreponerte y qué puedes aprender de la situación. Actuar de la mejor forma que puedas y sepas es mejor que ignorar los problemas y desear que desaparezcan por sí solos.
Acepta que el cambio es parte de la vida
Los cambios pueden crear cierta resistencia y esta resistencia puede llevar a estrés por una sensación de impotencia. Pero la vida es evolución y no podremos controlar todos los aspectos. Por ello es mejor aprender a aceptar la incertidumbre y los cambios. Acepta lo que no puedes cambiar y que pueda haber ciertas metas que no puedas alcanzar debido a una adversidad. Luego centra tus esfuerzos en lo que sí puedes mejorar. Valora tus alternativas y adapta tus planes y metas o establece nuevos objetivos.
Sé realista, tenaz y flexible en tus metas
Otra característica de personas resilientes es la capacidad para hacer planes realistas y perseverar para llevarlos a cabo. Tener un propósito y metas por las que trabajar nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos y con nuestra vida. En vez de pensar en cosas que no puedes lograr búscate metas alcanzables. Persevera hacia tus objetivos, pero con la suficiente flexibilidad para adaptarlos si hace falta y aprovechando la corriente en vez de nadar contra ella.
Pon las cosas en perspectiva y céntrate en lo positivo
Cuando nos enfrentamos a situaciones dolorosas y difíciles es de ayuda considerarlas en un contexto más amplio y a largo plazo. Ser resiliente significa no agrandar la situación e intentar contemplarla con cierta objetividad. Además te ayudará desarrollar un optimismo realista creyendo en tus capacidades y potencialidades y pensando que las cosas mejorarán.
Esfuérzate por centrarte en los aspectos positivos y lo que quieres, en vez de los negativos o lo que temes. Y disfruta del reto al que te enfrentas. Porque superarlo te hará una persona más fuerte y resiliente. El sentido del humor también puede ser un gran aliado; para no tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio y reírnos de la adversidad o de nuestra reacción ante ella. Nos ayuda a mantenernos optimistas y centrarnos en los aspectos positivos.
Conócete a ti mismo y confía en ti
El amor propio, el autoestima y la confianza en nosotros mismos, nuestros instintos y nuestra capacidad para resolver problemas son claves para desarrollar la resiliencia. Si conocemos nuestras fortalezas y potencialidades por un lado así como nuestras debilidades y limitaciones por otro lado nos podremos poner metas realistas. También estaremos conscientes de cuando debamos pedir ayuda.
Si además trabajamos nuestra inteligencia emocional seremos más capaces de manejar emociones fuertes, reconociendo cuando permitirnos experimentarlos y cuando evitarlos para seguir funcionando. Inteligencia emocional también significa ser capaces de comunicar lo que nos pasa y encontrar solución a nuestros problemas.
Como vimos antes, los problemas no desaparecerán sólo por la fuerza de nuestra voluntad. Aunque nos cueste es mejor ser resilientes y buscar la forma de solucionarlos. Además las personas que luchan contra la adversidad, situaciones difíciles e incluso tragedias suelen salir reforzadas. Se conocen mejor a sí mismas, crecen a nivel personal y espiritual, se sienten más fuertes, mejoran sus relaciones personales y aprecian más la vida.
Para conocerte a ti mismo, una herramienta muy útil es el análisis FODA con el que puedes ahondar en tus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.
Cuida tus relaciones
Ser resiliente en momentos difíciles o dolorosos es más fácil si podemos recurrir al apoyo de personas de confianza que tengan una actitud positiva ante la vida. Sentir el amor, cariño y apoyo de familiares y buenos amigos nos fortalecerá y nos dará más seguridad y confianza para enfrentarnos a la adversidad.
Hay personas a las que ayuda también pertenecer y participar activamente en grupos de la comunidad, grupos locales, organizaciones basadas en la fe u organizaciones en las que ayudar a otras personas.
Además de buscar el apoyo social, una persona resiliente también recurrirá a ayuda profesional si es lo que hace falta para superar una situación dolorosa.
Cuida de ti mismo
Para fortalecerte como persona deberás prestar atención a tus necesidades y deseos. Cuidar la alimentación, incluir actividad física regular y actividades divertidas en nuestras vidas y darnos el descanso suficiente son formas de cuidar de nuestro cuerpo y mente.
Aprender a vivir el presente, prestar atención y disfrutar de los pequeños detalles también reforzarán nuestro bienestar y resiliencia. De esta forma conseguiremos que el pasado no suponga una fuente de culpabilidad o angustia. Conseguimos que el futuro no sea una fuente de preocupaciones por la incertidumbre. Aprenderemos a aceptar nuestras experiencias y convertir incluso las adversidades en oportunidades.
Además puede que te resulte de ayuda y motivación leer sobre experiencias de personas que han superado situaciones adversas. Puedes encontrar historias de superación en libros, revistas o en internet que tal vez te inspiren.
La clave está en identificar las actividades y estrategias personales que te ayuden a construir la resiliencia.
Aprende del pasado
Por último pero no menos importante, aprender de nuestras experiencias pasadas nos ayudará a estar mejor preparados para el futuro. Por ello, conviene reflexionar sobre las experiencias y fuentes de fortaleza personal así como las estrategias que te funcionan para superar los retos.
Estas preguntas te pueden ayudar en la reflexión:
- ¿Qué tipo de situaciones o eventos te han resultado más difíciles?
- ¿Cómo te afectaron?
- Cuando te has enfrentado a una adversidad ¿a quién has acudido? para que te apoye o ayude.
- Cuando te sientes estresado ¿qué técnicas empleas para aliviar el estrés?
- ¿Qué has aprendido sobre ti mismo y tus interacciones con otros durante situaciones difíciles?
- ¿Has podido superar las adversidades? Y si es así ¿cómo?
- ¿Qué te ha ayudado a tener más esperanza y fe en el futuro?
- ¿Te ha ayudado compartir tu experiencia y dar apoyo a otras personas pasando por una situación similar?
Cómo ser demasiado resiliente
Sí, has leído bien. También se puede ser demasiado resiliente. Ocurre cuando nos conformamos y resignamos ante situaciones mejorables. Puede ser por miedo a cómo otros puedan reaccionar o por miedo a lo desconocido, por ejemplo. Suele tratarse de situaciones que nos molestan o duelen, pero de forma aguantable. Tal vez te digas cosas como: ‘no es para tanto’, ‘estoy acostumbrados’, ‘me solía afectar pero ya no’. Entonces eliges evitar, ignorar o tapar ese punto de dolor en tu vida.
Resumen
Como ves hay una serie de conductas y actitudes que podemos entrenar. Hay técnicas que podemos emplear para ser más resilientes en momentos difíciles. El autoconocimiento, la autoconfianza, la aceptación y el apoyo social son algunos de ellos. Pero, cuidado con conformarte o resignarte con situaciones mejorables, siendo demasiado resiliente.
¿Te consideras una persona resiliente? ¿Depende tal vez del tipo de situación? ¿Has superado alguna adversidad y cómo?
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18 respuestas
Como siempre Dorit me sorprendes con tus artículos, pero este en concreto me ha tocado más en mi interior, por la situación que estoy pasando. Son estupendas tus recomendaciones y las voy a seguir.
Gracias
Pilar
Muchas gracias por tus palabras, Pilar. Me alegra mucho que te haya gustado y resultado de ayuda.
¡Hola, Dorit!
¡Me ha encantado el post! Es la primera vez que visito tu blog y creo que llegar a él a través de este post ha sido toda una suerte porque el tema me encanta y ya tengo ganas de leer más cositas tuyas 😉
Siempre me ha parecido increíble la gran capacidad de resiliencia que tenemos las personas y como de la nada, del dolor más profundo, del pozo más oscuro, encontramos la manera de seguir adelante. ¡Muy buen post y muy buenos consejos! ¡Felicidades!
¡Un abrazo!
Hola, María! ¡Bienvenida al blog! Me alegra mucho que te haya gustado tanto.
Gracias por tus recomendaciones, yo pienso que en algun momento todos hemos tenido que ser resilentes, en muchas ocasiones es nuestra familia la que nos ayuda a ser mejores y superar cada momento, no sabría decirte alguno en específico, pero siempre es bueno tener fe en uno mismo.
besos!
Hola, Eliza! Claro que sí. Todos pasamos por momentos difíciles. Hay tipos de situaciones en las que somos resilientes de forma natural y hay otras con las que nos cuesta más lidiar. El apoyo familiar nos ayudará mucho.
Hola Dorit! Gusto saludarte, pues mira que es primera vez que leo tu blog y me ha encantado el artículo en el que he caído, tal cual indicas la resiliencia es parte fundamental para nuestra vida, entender que hay que verle el lado positivo a las cosas y que nosotros somos dueños de nuestras decisiones, acciones, pensamientos y entorno.
En nuestro caso, con mi esposo, hemos encontrado la forma de desarrollar la resiliencia creando nuestro blog, ya que el mismo nació ante un paro laboral, fue como bien indicas la posibilidad de hacer limonada con limones y ahora gracias al Blog hemos no solo fortalecido nuestra relación, sino que ayudamos a otras personas a hacerlo convirtiéndose en un equipo de alto desempeño capaz de construir un negocio online que amen.
Muy importante el apoyo de la familia y de la pareja en los momentos difíciles, como indicas en el paso de cuidar tus relaciones, y entender que cuando una puerta se cierra otra se abre.
Excelente artículo, muchas gracias y un abrazo desde Bolivia!
Muchas gracias por tus amables palabras y por compartir tu experiencia, Gabriela. Me alegra mucho saber que supisteis ser resilientes en una situación adversas y que os haya ayudado a fortalecer vuestra relación. Enhorabuena por vuestro proyecto.
Dorit este post es excelente y tu punto de vista sobre la resiliencia puede ayudar a mucha gente a superar situaciones difíciles que les toque vivir y salir de ellas con más confianza y autoconocimiento.
Me gusta mucho la metáfora de ver la vida como una barca que navega por un río, para saber que hay que ir a favor de la corriente e incluso aprovecharla y no ir en contra, ya que no conseguiremos nada así. Hay que ser flexibles, superar las situaciones difíciles, aunque nos cueste y tirar adelante con nuestros planes e ilusiones.
Muchas gracias por tu comentario, Odina. Me alegra que te haya gustado. Sí, creo que la metáfora explica muy bien en qué consisten los procesos resilientes.
Sin saberlo creo que he sido muy resilente, pues siempre trato de ver el lado amable de todas las cosas que me pasan y no quedarme en la quejadera.
Pues sí, justo esa mentalidad es ser resiliente. Me alegra que lo seas de forma intuitiva.
¡Grande este artículo Dorit!
En los tiempos en los que vivimos, la resiliencia es vital para poder seguir mirando hacia delante con total optimismo e ilusión.
Tan sólo compartir que para mi también es importante, en el punto de Cuidarse a uno mismo, el trabajar el apego que tenemos hacia ciertas situaciones, personas, momentos, cosas… Ese apego nos frena a apreciar el cambio, los cambios… Me encantaría que en algún momento compartieras con nosotros tu opinión referente al APEGO.
Gracias mil por este maravilloso artículo, de verdad.
Un abrazo
Hola, Ana! Muchas gracias por tu reflexión. Estoy de acuerdo contigo en que el apego nos puede retener y volver reticente a los cambios. Me apunto la idea. Gracias
Hola: es un excelente artículo muy detallado referente a la resilencia.
Respondiendo tus preguntas de el final de tu publicación diré, que los momentos difíciles nunca faltan. Pero la clave es recuperarse, en menor tiempo y continuar es lo que realizó ahora y me costó aplicar completamente. Me consideró alguien actualmente resilente. El gran apoyó que poseo, es respaldado por mi creencia en Dios, mi fe, en el y su amor es lo mejor de la vida desde mi percepción. Y me ha ayudado a superar, tempestades. También he aconsejado, a otros. ¿Si les ha servido en sus momentos oscuros? quizás. Aunque desconozco en que medida.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que has aprendido a ser resiliente hasta el punto de ayudar a otros.
La verdad nunca he pensado en la resiliencia y en que se pudiera entrenar pero creo que es importante aprender a manejar los cambios que inevitablemente llegarán a nuestra vida y que son parte de nuestra realidad. Debemos aprender a vivir con ello y si para eso debemos entrenarnos, aceptar ayuda y sobre todo practicar, pues hay que hacerlo porque nada mejor que vivir sin apegos, sin miedos o no necesariamente sin ellos, pero sí sabiendo cómo lidiarlos. Digo yo 😀
Hola, Diana! Seguro que has aplicado la resiliencia sin ponerle nombre a tu comportamiento. Lo importante es saber que podemos aprender a aceptar los cambios y superar incluso obstáculos que nos puedan parecer insalvables.