Cómo tomar decisiones mejor y más fácil

Qué difícil puede ser a veces tomar una decisión ¿verdad? Te sientes bloqueado, nervioso o asustado. Le das vueltas a la situación pero no terminas de decidir qué hacer.

Cómo decidir cuando no sabes qué decidir o no te atreves a decidir. Hay momentos o situaciones en las que nos cuesta. Veamos por qué y cómo facilitarte la toma de decisiones.

Tomamos decisiones a diario

En realidad la vida está llena de decisiones, pequeñas y grandes. Por lo general habrá decisiones que no nos cuesta tomar. De hecho ni nos paramos a pensar que estamos tomando una decisión en ese momento.

Beber agua o un refresco, qué comer, qué ropa ponernos son ejemplos de decisiones que tomamos a lo largo del día sin darle mayor importancia. Cómo emplear nuestro tiempo libre es una decisión. Optar en el trabajo por una tarea u otra también es decidir.

Fatiga de decisión

Sin embargo nuestra capacidad de decisión disminuye a medida que tomamos decisiones a lo largo del día. Cuanto más decisiones importantes tomemos, más nos costará no solo tomar decisiones efectivas sino decidir cosas a priori más fáciles como distinguir entre tareas más o menos importantes por ejemplo. Esta reducción de juicio y criterio se llama fatiga de decisión. 

Por ello conviene, en la medida de lo posible, limitar el número de decisiones cruciales que tomamos al día. Además hace falta darnos tiempo a recuperarnos después de tomar una decisión complicada.

Imagen de Arek Socha en Pixabay

Tomar decisiones rápidas

Hay veces que sufrimos la presión de tener que tomar una decisión de forma urgente. Si te sientes angustiado y confuso, estos pasos te pueden ayudar:

1. Cálmate

Inhala y exhala varias veces pausadamente para calmarte. Te ayudará a poder pensar con más claridad.

2. Define la decisión a tomar

¿Cuál es el objetivo a conseguir, es decir qué quieres lograr o evitar?

3. ¿Esa decisión es de tu competencia?

¿Tienes suficientes conocimientos sobre el asunto a resolver? Puede que no seas tú quien deba tomar la decisión y debas delegarla en otra persona con más experiencia.

4. Evalúa los riesgos

Identifica cuál es principal riesgo que implica la decisión a tomar. En caso de que el riesgo sea alto ¿cuál sería la consecuencia de no decidir enseguida?

5. ¿Dispones de toda la información relevante?

Considera si te falta información relevante para tomar la decisión con conocimiento de causa. Si es arriesgado tomar la decisión sin cierto dato, busca la forma de obtenerlo. Bajo presión de tiempo probablemente no conseguirás toda la información. Pero si hay datos que puedan tener efecto sobre el resultado, necesitarás poder formarte una idea y opinión lo más exacta posible.

6. Usa la técnica 10-10-10

Esta técnica es útil para cualquier decisión importante pero también te sirve en este momento de presión. Consiste en visualizar los efectos y consecuencias de tu decisión. Piensa cómo te sentirás dentro de 10 minutos, 10 meses y 10 años si tomas una u otra decisión.

7. Consistencia

Bajo la presión de decidir rápidamente no conviene introducir cambios en tu forma de pensar y actuar. En vez de ponerte creativo o arriesgarte con algo que no habías hecho antes, confía en tus conocimientos, experiencias previas y convicciones. Tomar una decisión rápida es arriesgado y de este modo minimizas el riesgo.

8. Pide más tiempo

Siempre que puedas pide más tiempo para poder tomar una decisión importante de forma fundada. Si no consigues más tiempo, confía en tu instinto y tus recursos para evaluar la situación y tus opciones.

Tomar decisiones meditadas

Por suerte no siempre tenemos que tomar decisiones de forma urgente. Entonces podemos tomarnos más tiempo para la reflexión y para obtener la información que necesitamos para adecuar la decisión.

Aún así, cuando se trata de tomar una decisión que tendrá un efecto importante sobre nuestra vida nos puede paralizar el miedo a la incertidumbre y al fracaso. No estamos seguros de cuáles serán las consecuencias. Tenemos miedo a equivocarnos. Por eso puede ayudarnos plantearnos unas preguntas.

Imagen de Arek Socha en Pixabay

Preguntas que hacerte antes de tomar decisiones

1. ¿Cuáles son las consecuencias a corto y largo plazo?

¿Cómo afectará la decisión a tu vida y a tu entorno? De nuevo recurre a la técnica 10-10-10. ¿Cómo te sentirás a los 10 minutos, 10 meses o 10 años de tomar una decisión u otra o no tomar ninguna?

2. ¿Cuál es el resultado en el peor y el mejor de los casos?

¿Puedes permitirte el primero y deseas el segundo? ¿Te estás auto limitando a conseguir el mejor resultado posible? A veces el miedo nos frena a hacer cambios importantes o a pensar a lo grande.

3. ¿Cuáles son mis deseos ahora y para el futuro?

¿Cómo quieres que sea tu vida? ¿Cómo te ves en el futuro?

4. ¿Qué opinan las personas de mi entorno?

¿Hay personas en cuya opinión confías? Entonces puedes pedirles consejo. Puede que te ayuden a considerar la situación desde otra perspectiva. Sin embargo ten en cuenta que te aconsejarán desde su propia experiencia y sus creencias. Puede que también tengan miedo a la incertidumbre y al fracaso. Por tanto su visión puede estar limitada.

5. ¿Qué dice mi intuición?

Cuando tomamos una decisión nos hablan nuestro ego, nuestra mente y nuestro corazón. ¿Te conducen el miedo y la vanidad o el coraje y la humildad? ¿Qué te dice tu intuición? ¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Imagen de Arek Socha en Pixabay

Pasos para tomar decisiones importantes

Además de hacerte las preguntas anteriores los siguientes pasos te ayudarán en la toma decisiones que te resultan difíciles.

1. Define la decisión y el resultado deseado

Igual que en caso de tomar decisiones bajo presión será necesario definir tu decisión. ¿Qué es lo que quieres conseguir? Pregúntate qué aspecto tiene el mejor resultado posible. También valora cuáles son las consecuencias en el peor de los casos.

Si te has hecho las preguntas que te he propuesto antes deberías tener las respuestas a este punto.

2. Ponte un plazo para tomar la decisión

A veces puede que nos encontremos con un plazo dado. Por ejemplo cuando se trata de decidirte por una oferta de trabajo u otra no podrás aplazar la decisión eternamente.

Para otras decisiones debemos ser nosotros mismos quienes definamos el plazo límite. Puede resultar difícil. Pero si no estableces una fecha, irás aplazando el momento una y otra vez.

3. Añade restricciones para limitar tus opciones

Si a la hora de tomar una decisión no tienes en cuenta las restricciones te pueden abrumar todas las opciones posibles. Es como estar en un gran supermercado delante de un estante con todo tipo de dulces.

Igual que no te gustan todos los dulces tampoco todas las opciones serán válidas para ti. Según la decisión a tomar deberás considerar tu situación personal, profesional y familiar, tus intereses y tus deseos. Así que considera qué limitaciones deberías tener en cuenta para que las opciones sean válidas para ti.

4. Identifica las opciones

Teniendo en cuenta las restricciones ¿qué opciones te quedan? Considerando las limitaciones seguramente podrás descartar unas cuantas opciones. Por consiguiente será más fácil identificar las opciones posibles que te quedan y por ende tomar una decisión.

5. Valora los puntos a favor y en contra

A continuación créate una tabla con una columna para los pros y otra para los contras para cada una de las opciones. Tómate tiempo para reflexionar sobre las ventajas y desventajas, consecuencias positivas y negativas de cada opción.

Por supuesto no será tan fácil como elegir la opción que tenga más puntos a favor ya que algunos pros tendrán más peso que otros. Pero ponerlo todos negro sobre blanco te ayudará a ganar más claridad.

6. Decide y no mires atrás

Ha llegado el momento de decidirte por una opción. ¿Cuál es la que más se acerca al resultado deseado y tendrá más beneficios para ti? ¿Cuál acarrea menos consecuencias negativas? Recuerda que no todos los puntos a favor o en contra tendrán el mismo valor para ti.

Aunque hayas pedido consejo a personas de confianza y vayas a tener en cuenta sus opiniones, recuerda que tú te conoces mejor que nadie. Lo que tú valores mucho puede tener poca importancia para otra persona. O lo que tú consideres un efecto negativo intolerable puede no ser tan importante para otro por sus circunstancias.

A la hora de decantarte por una opción mantén una visión de conjunto. También considera si tu decisión es sostenible a largo plazo.

7. Empieza a tomar acción

Una vez tomada tu decisión, empieza a dar pequeños pasos en la dirección deseada. Solo andando se hace el camino. Hasta que no entres en acción no podrás despejar la incertidumbre sobre los beneficios y consecuencias.

8. Revisa tu decisión

Según te vayas encaminando hacia la opción elegida puedes ir valorando y revisando tu decisión. Pocas decisiones son irreversibles. De todas formas, aunque lo sea, no significa que no puedas ir adaptando tu plan de acción a las circunstancias.

¿Crees que te has equivocado con tu decisión? Si las cosas no salen como esperabas reflexiona qué puedes hacer para conseguir lo que pretendías.

No tomar decisiones también es una decisión

Ahora puede que pienses que si tomar decisiones es tan difícil y cansado, mejor evitar hacerlo. Es posible que evites tomar una decisión por miedo a la incertidumbre sobre los efectos o por no querer ser responsable de los resultados.

Sin embargo tanto tomar una decisión como evitar hacerlo tiene sus consecuencias. No decidir nos relega a una posición pasiva. A primera vista puede parecer más fácil no actuar o callarnos algo. Pero con ello también hemos tomado una decisión, la de quedarnos en el banquillo del espectador, la de no compartir lo que pensamos o actuar como deberíamos.

Parece más fácil luego decir que ya sabías que iba a salir mal, que tú lo hubieras hecho mejor, que no hacen las cosas cómo tú las harías y un largo etcétera. Sin embargo piensa que en realidad no tienes derecho. Decidiste quedarte pasivo, no aclarar las cosas, no ayudar a que saliesen bien. A la postre todos podemos ser muy listos. Pero los valientes al menos lo intentan. Toman acción, influyen en el curso de los eventos y toman las riendas de su vida.

Resumen

Recuerda que no hay decisión correcta o incorrecta. Hasta que tomemos una decisión y nos encaminemos en una dirección no sabremos realmente cómo saldrán las cosas y todas las consecuencias que acarrean. Pero tampoco te presiones pensando que es tan definitivo que no hay vuelta atrás. Muchas veces existe la opción de dar marcha atrás si no hemos quemado todos los puentes. Pero a menudo, no querremos volver atrás y tal vez solamente hace falta adaptar nuestras decisiones o nuestros pasos para mejorar el resultado.

¿Te cuesta tomar decisiones?

¿Te resulta difícil tomar decisiones? ¿Qué es lo que más te cuesta? ¿La presión del tiempo, la incertidumbre sobre las consecuencias, la cantidad de opciones?

tomar decisiones
Imagen de Sophie Janotta en Pixabay

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